A tener en cuenta: límite de espacio, peso del material y deslizamiento. Esas son las premisas y las diferencias principales a la hora de diseñar los interiores de un yate, al menos así ha sido para el despacho de arquitectura danés Norm Architects. Eso, y asegurar todo con cerraduras. Por lo demás, a pesar de ser la primera vez que diseñan un barco, mantienen su estructura de trabajo como siempre, usando materiales naturales, colores sutiles y terrosos, y detalles que resaltan el espacio.
Su estética minimalista escaló para adaptarse al interior de este barco de 20 metros de largo, eliminando la ornamentación innecesaria y simplificando, todo para conseguir un marco más simple, siguiendo las curvas naturales de la nave. “A nuestra estética o filosofía de diseño la llamamos minimalismo suave. Éste no es nuevo ni moderno, durante siglos la gente ha elegido el minimalismo como una forma de lujo interior, porque eliminar lo irrelevante significa enfatizar lo importante”, nos cuentan los arquitectos.
Bella es la primera construcción del modelo Y/Yachts Y7, desarrollado en conjunto con el arquitecto naval estadounidense Bill Trip y fabricado en Greifswald, Alemania, por el regatista y constructor Michael Schmidt Yachtbau. Aviso a navegantes: la silueta aerodinámica en mezcla con el estilo escandinavo tiene un redimiento competitivo de navegación sin perder el estilo. Pero el mayor desafío en cuanto a diseño, nos cuentan sus artífices, fueron las muchas restricciones que vienen por un espacio ya definido. Quisieron minimizar la clásica esquina redonda, así como los gabinetes y otros espacios “desperdiciados” que se producen a la hora de trabajar con una forma irregular. Además, se alejaron del famoso latón y la madera brillante (así como de otros elementos típicos), desafiando la comprensión general de un interior de barco. “Intentamos traducir nuestro enfoque de la arquitectura de interiores, la estética y la materialidad mínima a las configuraciones y restricciones, brindando al mismo tiempo una sensación cálida a través de superficies táctiles, materiales naturales y acabados mate”.
Objetivo número 1 del proyecto: crear una sensación hogareña y no solo los interiores de un bote; un interior sutil, discreto, cómodo y bien detallado.
El ambiente cálido se creó gracias a la chapa de madera, herrajes arquitectónicos en acero ennegrecido y tejidos gruesos. Los colores son tono sobre tono para generar un ambiente suave y moderado. La iluminación enfatiza aún más la atmósfera, con configuración tranquila y acogedora, incorporando lámparas integradas en estantes y armarios.
Los detalles que embellecen al diseño se encuentran detrás de cada forma, detrás de la calidad, de la artesanía y de los elementos. Por ejemplo, las puertas están diseñadas con marcos sin costura, son detalles sencillos que los hacen nítidos, evitando así elementos perturbadores.
Se utilizó madera en tonos oscuros en distintos accesorios debajo de la cubierta del yate, tales como gabinetes de cocina, los armarios del dormitorio, la mesa del comedor y el recubrimiento de pisos. Esa misma madera también se usó para hacer una pared divisoria que oculta un pequeño escritorio de trabajo.
Los muebles como sillas o sillones, se tapizaron con tejidos en tono avena, que contrastan perfectamente con las manecillas de las puertas y los interruptores de la luz, hechos en acero oscurecido.
“No se trata de diseñar menos producto, o una estancia carente de emoción. Se trata de crear formas suaves y aerodinámicas que inviten a participar en ellas. Lugares con espacio que te dan la bienvenida. Productos que no solo cumplen su función, sino que también llenan de alegría. Es un intento por equilibrar lo visual, lo táctil y lo sensual para crear lo inusual”.
Una pregunta casi obligatoria fue la visión a futuro que ellos como arquitectos tienen sobre los yates, su forma, su movimiento en, por ejemplo, 50 años y, sin duda, “confiamos en que aún existan naves que sigan con la moda de la industria, con una clara evolución de los espacios hacia la hibridación, usando una estética tradicional en un entorno completamente diferente, tal y como pasa con los hoteles, que cada vez se parecen más a un hogar, o un hogar, que se parece a un hotel; los baños se parecen a los spas, las oficinas a los cafés y algunos locales comerciales a una galería, y así un largo etcétera”, cuentan a Container Peter Eland y Linnea Ek Blæhr.
De momento, lo que queda claro es la sensación hogareña que va desde las características más sencillas hasta la ingeniería que permite que un yate de 28.5 toneladas navegue suavemente en altamar.
FOTO: JONAS BJERRE-POULSEN