El horizonte profundo y el reflejo azul del hedonismo acuático ponen en primera plana al diseño y se extienden hasta donde se pierde la vista. Piscinas, piscinas, piscinas, imposible resistirse a ellas y más si su nado es infinito.
Un hotel sacado de un cuento de hadas se encuentra en la provincia de Hunan, China, diseñado por Duoxiangjie Architectural Design. El Pingjiang Homey Wild Hotel es el arquetipo del hombre en su búsqueda por alcanzar el cielo, rodeado de misticismo despierta el deseo de tener un contacto directo con la naturaleza.
El proyecto consta de tres edificios: Dinghui, Yanshang y Ziyahui. El principal (Dinghui) fue diseñado para que se posicionará en la cima de la montaña, mide 45 metros de largo y alberga las suites de lujo y la recepción principal que conduce a una piscina infinita al aire libre.
Yanshang se coloca sobre una plataforma más pequeña, 35 metros debajo de la construcción anterior, aquí se encuentran una serie de habitaciones que están acomodadas en torno a una sala central. Aprovechando el paisaje, una piscina poco profunda se cuela la azotea, con el objetivo de abrazar la filosofía de “afuera hacia adentro”. El material de construcción fue roca natural.
La última fase de la obra fue Ziyahui, el lugar destinado para los eventos del hotel, ubicado en un valle cóncavo y con una construcción que imita la geografía natural.
Bajo el concepto vivir más allá del borde, Hayri Atak Architectural Design Studio, propone un concepto para un hotel boutique ubicado en un acantilado noruego, cuyo foco de atención en una piscina de vidrio en voladizo. Su inspiración: recrear la adrenalina de embarcarse en rutas de senderismo alrededor del acantilado. Este diseño está pensado (a futuro) para los visitantes más aventureros. Los voladizos largos y angostos del espacio acuático salen del borde del balcón y son 100% de vidrio, de esta forma los nadadores se sumergen en un paisaje que no parece tener fin.
Agroturismo Gossalba es una finca situada a media hora de Palma de Mallorca, en una zona rodeada por 2,000 olivos, un espacio dedicado a los amantes del campo, del senderismo, del ciclismo y que busquen la desconexión. Su piscina es infinita a pequeña escala pero eso no la hace menos atractiva ya que va acompañada de un paisaje olivar.
En las colinas boscosas de Thüringen se levanta Villa K, el primer proyecto del estudio holandés Paul de Ruiter Architects en Alemania. El edificio cuenta con una fachada de vidrio sin interrupciones, contando con vistas directas sobre el valle. Su techo y su terraza están realizados de concreto, en medio del edificio se crea una ruptura en ambas zonas y se forma una piscina. El agua continúa debajo de la terraza, lo que permite nadar debajo y fuera de una sección que se extiende hasta el borde del cerro.
Anaha es un rascacielos en Hawai famoso por su piscina sobresaliente, obra de Solomon Cordwell Buenz (SCB). Suspendida desde el séptimo piso, a 23 metros de altura y con fondo de cristal, la instalación se suma a la tendencia de transparencias vertiginosas.
La torre es de 38 pisos y presenta un revestimiento de vidrio azul que imita los colores del Océano Pacífico. Su diseño destaca por presentar una pila de volúmenes con paredes curvas, separadas entre sí para que parezcan olas y alcanza los 122 metros de altura.
El estudio de arquitectura NOA creó para el Hotel Hubertus, en las Dolomitas de Tirol del Sur, una piscina que se proyecta 17 metros hacia delante, con una altura de 12 metros sobre el suelo y 25 metros de largo. El espacio se sujeta por troncos de alerces nativos despojados de la corteza. La piscina se encuentra dentro de una estructura más grande y sus lados están ligeramente elevados, para no obstruir las vistas. Mientras, al frente se presenta una abertura acristalada cuyo objetivo es ofrecer a los turistas la sensación de flotar. Un detalle a destacar son los paneles de piedra gris oscura que cubren tanto el interior como el exterior de la estructura, los cuales están destinados a parecerse a los colores de las montañas.