La arquitectura es el reflejo de su sociedad, sus valores y estética son representantes de las prioridades de su tiempo. Es así que, como profesionistas, nos corresponde detenernos a pensar, porqué y de qué forma nuestra disciplina se relaciona con la actualidad y es capaz de generar aportaciones.
Vislumbrar la relevancia actual de una disciplina tan estática, se dificulta sin el entendimiento de sus contribuciones. La incursión en la sostenibilidad, las proezas de ingeniería y la innovación en materiales han caracterizado a la industria en los últimos años. A pesar de los esfuerzos anteriores por permanecer actualizados, es necesario detenerse a formular cuestionamientos sobre las rutas y transformaciones necesarias para encauzar la arquitectura.
En exclusiva para Container, tres despachos de arquitectos nos dan un vistazo a sus metas, inquietudes y reflexiones en la materia y el porvenir de la siguiente década.
Damos forma a nuestros edificios, luego ellos nos dan forma a nosotros. -Winston Churchill
La arquitectura frente al futuro
Víctor Manuel Rico Espínola. (MAUD).ORU
En los últimos tiempos, la arquitectura ha adquirido popularidad, principalmente en un mundo de élite, pero esto ha sido proporcionalmente inverso a su desempoderamiento, desencanto cultural e incapacidad para presentar al mundo alternativas de diseño con la urgencia requerida. Nuestra práctica cuestiona el papel del arquitecto a la luz de los problemas más apremiantes del siglo XXI y nos preguntamos qué nuevos métodos y herramientas podrían permitirnos comprender mejor los múltiples y complejos retos, a fin de comunicar más eficazmente las nuevas oportunidades que puedan especializarse en formas alternativas de cohabitar la Tierra de manera sostenible.
La arquitectura tradicional continúa operando con miopía y a escalas que, difícilmente, pueden responder a los retos con la urgencia que se requiere. Creemos que el propósito esencial del diseño es demostrar que nuestra experiencia en este mundo puede ser siempre mejor. Para lograrlo a la escala que se requiere tenemos que dejar atrás el aislamiento y abrirnos a lo complejo, por lo tanto, la arquitectura tiene que ser redefinida y practicada desde nuevos dominios de colaboración y escalas, para no perder relevancia frente a otras disciplinas que también buscan soluciones. Para ratificar nuestro papel como "custodios del contrato espacial", es necesario desdibujar las fronteras de la arquitectura con las de otros campos del conocimiento para inventar nuevas tecnologías, prototipos y modelos que nos permitan revisar pasado y presente, para construir nuevos mundos alternativos futuros.
Consolidar una visión compartida alternativa, requiere no solamente del liderazgo de diseñadores con buena preparación técnica, capaces de transmitir nuevas oportunidades, sino también de diseñadores que se atrevan a descifrar los retos de la política urbana para tener una mayor incidencia. De igual forma, si logramos hacer sinapsis entre nuestra creatividad, nuestra inteligencia espacial y el enorme potencial detrás de nuevas tecnologías, podríamos estar frente al nacimiento de nuevos métodos de diseño que nos ayuden a recalibrar intereses de múltiples actores, a balancear el respectivo reparto de corresponsabilidades y a movernos hacia adelante a través de la experimentación.
No hay bala de plata, ninguna disciplina por sí sola es capaz de resolver los retos de las presiones más apremiantes y ningún mundo alternativo será posible sin la maduración de un ecosistema de diseñadores dispuestos a experimentar colaborando; y sin técnicos y políticos decididos a tomar riesgos.
Finalmente, apostamos por ‘proyectos legado’, entendiendo al término legado no desde una concepción clásica de algo que dure para siempre, sino desde la postura de que un buen proyecto debe ser útil al mundo y a la humanidad, representando lo mejor de su momento, partiendo de una postura valiente y una experimentación colaborativa y, finalmente, permitiendo la evaluación de su desempeño para habilitar el aprendizaje de otros y ser tomado como referencia de algo que puede ser mejorado en el futuro.
El futuro de nuestra práctica profesional
Juan Carlos Baumgartner. spAce
En realidad, no soy mucho de hacer propósitos de año nuevo, aunque esto no quiere decir que no tenemos metas y retos en el despacho. Creo que, particularmente en la década que comienza, veremos una revolución en nuestra industria como consecuencia de los acelerados cambios que están sucediendo, en gran medida, como consecuencia de las tecnologías exponenciales. Hay industrias que han sufrido la disrupción de dichas tecnologías desde hace ya algunos años pero hay otras que por distintas razones han logrado ser poco afectadas.
En este marco de cambios exponenciales, la arquitectura y el diseño han sido de esos sectores que ha mutado; si dejamos a un lado los cambios formales y de materiales constructivos, los arquitectos seguimos entendiendo la profesión de una manera muy similar a cómo lo hacían mis colegas hace 100 años.
Bien lo describe E.O Wilson, “tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnologías como si fuéramos dioses”. En esas tres esferas tenemos que movernos desde una perspectiva que no ha evolucionado mucho a la medieval, entendiendo que somos cavernícolas con herramientas sofisticadas.
Si bien suena muy sencillo, esto representa un reto enorme para quienes creemos que es momento de revolucionar la profesión. Es así como en el despacho llevamos varios años involucrados en la práctica de la neurociencia ejerciendo lo que algunos llamarían Neuroarquitectura; un territorio relativamente nuevo en el que se busca tener un entendimiento más profundo de la relación del ser humano con su entorno utilizando lo más reciente en tecnología y medicina. Las implicaciones de adentrarnos en el mundo de la ciencia de la cognición son tremendas y cuestionan, inclusive, la misma definición de lo que es la arquitectura.
Este año tenemos programado presentar en la bienal de Venecia el concepto “Spaces of AWE” un trabajo resultado de años de investigación y más recientemente colaboración con la universidad IUAV de Venecia. Una metodología que aplica conocimientos de neurociencia al entorno construido para generar el estado mental AWE en los usuarios teniendo como consecuencia lo que los psicólogos llaman la deconstrucción del yo, permitiendo mejores interacciones sociales, empatía y bienestar en los usuarios.
PRODUCTORA
Ya que el orden político y social que nos rodea está completamente desbalanceado y ausente de cualquier ideología positivista, la arquitectura no puede satisfacerse cumpliendo simplemente con lo que la sociedad nos pide. La arquitectura para la nueva década tiene que ser subversiva, provocadora e interrogatoria. Con las palabras del arquitecto Alemán Heinrich Klotz, la arquitectura es "una amigable protesta contra la seriedad y la honestidad y solemnidad del mundo". Hay que trabajar desde la disciplina, como actor cultural y no convertirnos en activistas o TED-talkers. Hay que buscar nuestra aportación desde nuestro campo de acción, no desde su periferia.