Punto de partida: paisaje escaso, indomable y dramático

Punto de partida: paisaje escaso, indomable y dramático


Paisaje escaso, indomable y dramático, ese fue el punto de partida para el diseño de esta casa en la isla de Karpathos, en Grecia. Sus dueños: una pareja franco-sueca con campamento base en París. Tras viajar largo y tendido por el país mediterráneo (practicando windsurf), encontraron el lugar de sus sueños en la ventosa isla griega. No fue tarea fácil y llevó su tiempo, pero el terreno con vistas abiertas del Mar Egeo y vistas directas de los windsurfistas en la playa de Afiarti, hicieron el resto para terminar de convencerlos.


Cada alteración que se hiciera sobre el terreno sería visible en este lote único con sus acantilados irregulares y repletos de textura que descienden al gran mar. La pregunta que el despacho se hizo rápidamente fue cómo introducir un objeto extraño, concretamente una casa, en ese paisaje, mejorando sus cualidades, pero sin alterar su carácter. Y como bien cuenta Maria Papafigou, “el punto más complicado fue la ubicación de la isla y el hecho de ser un paisaje muy sensible a cualquier alteración”. En lugar de tratar de imitar el panorama, el proyecto se coloca delicadamente en el lugar como un objeto, dejando los alrededores lo más intactos posible. Ambos, ambiente y construcción se perciben como dos elementos distintos que crean una nueva entidad, como algo que se fusiona con la roca en el tiempo, convirtiéndose en parte de ella.

El punto más complicado fue la ubicación remota de la isla y el hecho de que el paisaje era muy sensible a cualquier alteración. Lidiamos con esos dos factores en varios puntos del proceso. –Maria Papafigou

La casa se fusiona con la roca en un proceso aunado al tiempo, pasando a convertirse en parte de ella. Dos objetos contrastantes conviviendo en simbiosis, potenciándose y complementándose.

El lugar tiene dos mesetas naturales, en diferentes alturas. Para aprovechar al máximo las espectaculares vistas del entorno (y acercarse más al agua), la construcción se extiende más allá de la meseta más alta, como si flotara sobre el paisaje. Ese efecto voladizo complementa la experiencia de la casa, tanto por dentro como por fuera. Desde el interior se crea la ilusión de que la casa levita sobre el mar, mientras que desde fuera crece el contraste entre lo artificial y lo natural.

La estructura del edificio es de hormigón armado in situ. “El hecho de que Grecia, y especialmente esta área, esté fuertemente afectada por poderosos terremotos, hace que el cemento se use mucho en todo el país. Todos lo trabajadores, incluso en los lugares más remotos, están familiarizados con hacer encofrados y moldear el hormigón”, asegura Papafigou, explicando la razón por la que se decidió usar este elemento para construir la casa. “En un país como Grecia, fuertemente afectado por la crisis económica, para nosotros fue crucial centrarse en la sostenibilidad social, y elegimos trabajar tanto con materiales y mano de obra locales”.

El exterior de hormigón visto contrasta con un interior suave y ligero, haciendo claras referencias a la arquitectura tradicional de Karpathos, en comunión perfecta con muebles escandinavos y una amplia gama de materiales. “La inspiración arquitectónica está en todas partes y en cualquier lugar, nuestras referencias son interdisciplinares y puede ser cualquier cosa que expanda nuestro intelecto y nuestra percepción de las cosas”, nos cuenta el equipo de OOAK. “Para este proyecto buscamos el contexto y el entorno que lo definen e intentamos reinterpretar e incorporar los elementos que nos inspiran en el diseño final. Por supuesto, llevamos con nosotros las tradiciones de nuestros dos países, pero siempre nos gusta ver más allá de eso”.

El proyecto principal está dispuesto en un solo piso alrededor de un patio interior. Una serie de vacíos difuminan los límites entre el interior y el exterior, y un vacío abierto a través de la casa conecta a éste con una gran terraza al aire libre en la parte más baja del lugar. Parte del volumen que da una sola planta es elevar y acomodar las diferentes alturas, creando un ala independiente para los invitados.

“Lo que más disfrutamos al realizar este proyecto fue experimentar cómo la arquitectura puede traer tanto orgullo y alegría a todos los involucrados. Todo el proyecto se realizó con mano de obra de la zona, y cada uno de los trabajadores lo vieron como un desafío personal, poniendo toda la energía en su trabajo. Fue realmente algo nuevo para nosotros. Presumían ante familiares y amigos mostrándoles en qué estaban trabajando”.

El despacho se reafirma, aunque saben que puede parecer un cliché, en que no cambiarían nada del proceso. “Cada proyecto tiene sus propios desafíos y oportunidades, enseñando cosas nuevas a su paso, y en última instancia, se aprende cómo hacer las cosas mejor en los proyectos que están por venir”, dice encantada Maria.

El despacho siempre fue consciente de que el concreto requiere mucha energía en su producción y tiene un alto costo, ambientalmente hablando, pero cuando lo compararon con los beneficios que supondría para este proyecto en particular, determinaron que era la opción correcta. Material local, know-how local, mano de obra local y construcción muy exigente.

El terreno cuenta con dos mesetas naturales y para aprovechar las vistas sobre el Mar Egeo, se decidió que el edificio se extendiera para quedar como flotando en el ambiente, volando sobre el paisaje.

Las ventanas, de diferentes tamaños y formas a lo largo de toda la propiedad, están colocadas cuidadosamente para enmarcar las vistas únicas al mar y al paisaje que la rodea, el cual se caracteriza por atractivos contrastes: verdes masas montañosas que se alternan con playas paradisíacas y pintorescos pueblos.

El interior contiene unas marcadas referencias a la arquitectura tradicional de la zona, en una perfecta combinación de muebles escandinavos y una amplia gama de materiales. Los arquitectos llevan con ellos las tradiciones de sus dos países, pero ven mucho más allá de eso; historia, ciencias naturales o cine, arte y cultura pop, todo agrega multiplicidad a la hora de pensar e inspirarse.

A través de un espacio abierto la casa se conecta con una gran terraza al aire libre en la parte más baja del lugar, donde se esconde otra de las múltiples vistas a la calma del mar. En la foto inferior se ve claramente el exterior de la propiedad hecha de hormigón visto, contrastando con los interior suaves y ligeros.

Ubicación: Karpathos, Grecia | Arquitectos: OOAK Architects | Arquitectos del proyecto: Johan Annerhed y Maria Papafigou | Ingeniero estructural: Palimpsest, Christos Kaklamanis | Arquitecto paisajista: Helli Pangalou & Associates | Área total: 200.50 m2 | Área del lote: 4,041 m2 | Fotos: Yorgos Kordakis y Áke Eson Lindman