Pulso al tiempo y a la experiencia

Pulso al tiempo y a la experiencia


Cuando comenzaron su aventura se reían de ellos por enfocar su estudio en el diseño de experiencias. Hoy, Alberto Martínez, cofundador de CuldeSac, presume orgulloso de los beneficios y el impulso que su visión aporta a las marcas, que como Louis Vuitton, Loewe, Nike o Seat, por poner algunos ejemplos, se ponen en sus manos para ambiciosos y creativos proyectos.

 


MARÍA ANTÓN: Una de las bases de CuldeSac fue hacer un espacio creativo donde el tiempo fuera uno de los bienes más preciados. Después de 17 años, ¿cómo se mantiene esa filosofía o cómo ha cambiado?

ALBERTO MARTÍNEZ: El tiempo sigue siendo nuestra máxima en el estudio. Ahora va a haber un movimiento fuerte: CuldeSac 2.0. Queremos hacer un estudio nuevo mucho más grande, con habitaciones de hotel para poder invitar a gente y que puedan tener ese tiempo para convivir con nosotros, talleres de fotografía, espacios para poder estar con los animales. Llegan también “las píldoras de los deseos”, para que tanto nosotros como las 65 personas que trabajan aquí puedan conciliar la vida laboral y la personal, que decidan dónde les gustaría viajar, a qué parte del mundo y qué les gustaría ver. No es ocio pero tampoco es trabajo, es una introspección hacia el diseño, la cultura, la gastronomía… CuldeSac se convierte en un estilo de vida. Somos poseedores y controladores de nuestro tiempo, que no es tan fácil, después de 17 años… (muchas veces lo mido por las veces que me siento a dibujar; si no dibujo mucho en una semana me digo, ¡uy, malo!).

MA: Después de debatir si existe o no una dirección estética en vuestros diseños, ¿a qué conclusión llegas?

AM: No tenemos una visión estética, no existe una uniformidad sobre cómo hacer las cosas, y tampoco la queremos. Los grandes proyectos se hacen porque hay grandes clientes, y salen buenos porque andamos con ellos con su mismo universo. Nos enfocamos a trabajar desde las personas, a partir de ellas se construye. La esencia que nos define es el diseño experiencial, que da resultados a nivel de fuerza de marca, brutales.

MA: ¿Siempre “mediterráneamente”?

AM: (Ríe…) ¡La cabra siempre tira al monte! Aunque intentamos que siempre se impregne, nos adaptamos al estilo de nuestros clientes, donde aportamos la diferencia es en el diseño de experiencias a nivel usuario, para descubrir las marcas o hacer que disfruten de los productos de forma distinta. Ese es el futuro. Nuestros proyectos incorporan la tecnología al día a día de las personas, no solo a través de los móviles.

MA: ¿Un diseño capaz de perdurar en el tiempo es un factor para el cambio o una referencia estable?

AM: Cuando estudiaba Diseño Industrial nos decían que las piezas buenas son las que perduraban en el tiempo; si duran es porque se han hecho muy bien las cosas, funcionan, cumplen todos los objetivos y las generaciones que le siguen las siguen aceptando tal cual.

MA: Con la tecnología y los nuevos materiales implantados en casi todo lo que nos rodea, ¿cómo te afecta como creativo?

AM: Yo no les doy tanta importancia a los materiales, necesito entender primero a las personas y luego ya miraré materiales.

MA: ¿Por qué lo “retro” aunado a lo tecnológico son lo último en punto de venta?

AM: Tengo la teoría de que lo retro existe porque tecnológicamente vamos avanzando muy rápido y creo que hay un sentimiento global de nostalgia y de necesitar agarrarse a cosas del pasado, a los abuelos, a los años 70, 60 o 50. Intentamos comprar tiempo, o la sensación de tener parte de él en este espacio. Sin darnos cuenta, todos estamos a favor de la tecnología pero aún le tenemos un poco de miedo. Nosotros, porque las nuevas generaciones ya no, a mis hijos ya no les pasa.

MA: Según tú, ¿cómo será la tienda del futuro?

AM: Primero me preocupa si habrá tiendas. Estamos haciendo hoteles y apartamentos en los que en la planta baja en vez de buzones de cartas hay cajas de Amazon. Todo el mundo compra online. El concepto tienda al uso ha desaparecido, se va a convertir en un centro de experiencias, que dicho de otra forma es como “el club de la marca”, el espacio donde la gente se junta a disfrutar, a convivir, centros donde se compartan valores y formas de vivir. Quizá ya no vayan a estar en las partes bajas de las casas sino distribuidos en apartamentos, escondidos, para descubrir cosas nuevas. Va a haber movimientos muy fuertes de nuevas formas de entenderlas y comunicarlas. La parte online va a revolucionarse muchísimo (sí, más todavía).

Los grandes proyectos se hacen porque hay grandes clientes, y salen buenos porque andamos con ellos en su mismo universo. Nos enfocamos a trabajar desde las personas, a partir de ellas se construye

MA: ¿Cómo se vende una idea?

AM: Intentando enseñar el sueño que tienes en la cabeza, tratando de transmitirlo, conseguir que le brillen los ojos a quien tienes delante. Hay veces que les brillan antes a ellos que a nosotros. Nosotros los acompañamos en el camino.

MA: ¿Cuál es el cliente perfecto?

AM: Aquel que tiene visión, que no tiene miedo a tropezar, aquel que arriesga. En México siempre te dicen ¡va! Europa en ese sentido está más vieja, duda más.

MA: Tu tienda favorita en el mundo...

AM: Me resulta como punta de lanza y muy fáciles de hacer, por su storytelling, tiendas como Lego. Interacciona con objetos, con personas, con edades, con cine, mezcla universos, son temáticas y éstas son más fáciles porque la propia historia de marca ya es muy fuerte. Hay otras fórmulas que siguen impresionándome, como Ikea, esos viajes infinitos por el circuito, donde acabas comprando en bucle, y donde ellos mismos están ahora preocupados por cuál va a ser su siguiente paso.

MA: Proyecto que te encantaría hacer...

AM: Me resulta curiosa la pregunta porque hace tiempo que corro tanto en el mismo camino que no miro a los lados. Pero si lograra parar, sería diseñar un barco por dentro. Veo cosas muy bonitas pero siento que la convivencia en espacios cerrados (y pequeños) durante mucho tiempo, es importante.

MA: ¿Lápiz o tablet?

AM: Tablet, 100% tablet. Llevo desde pequeño dibujando y soy un vicioso de dibujar a mano. Durante mucho tiempo busqué una tablet en la que pudiera dibujar bien, pero los lápices eran horribles... y llegó el señor Apple y ya no lo suelto, no sé cómo lo hacen…

MA: Si no fueras diseñador, ¿qué te hubiera gustado ser?

AM: Seguro que arquitecto, pero ya hago arquitectura, así que sería algo relacionado con cuidar a personas, algo más sociológico, que hiciera mejorar la vida de las personas. No podría ser músico, porque tengo oreja pero no oído... (ríe). Aunque desde pequeño siempre soñé lo que quería ser y lo he ido consiguiendo poco a poco, me siento mogollón de realizado. Si ahora consigo hacer historia, porque el dinero va y viene, sería la bomba.

Fotografía de Alejandra Laguna
*ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL VOLUMEN 01 DE LA REVISTA CONTAINER