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En 1147, la capilla de Nossa Senhora do Monte fue establecida en Lisboa, Portugal, por la orden de San Agustín. Siglos después, en 1755, tuvo que ser reconstruida gracias a un terremoto, hoy es un sitio histórico situado sobre una colina y rodeado de casas abandonadas. El despacho Leopold Banchini Architects viajó desde Suiza a la capital portuguesa con el propósito de revivir de los escombros un edificio de la zona para convertirlo en Casa do Monte: un hogar familiar y una oda al diseño.

La casa fue elaborada con materia prima, el concreto quedó expuesto; el mármol rosa y blanco es de la cantera cercana de Estremoz y fue utilizado para los interiores; las losas grandes de piedra crean paredes, pisos y estantes, reduciendo los detalles al mínimo; y para las divisiones utilizaron cortinas de tela liviana. El objetivo fue crear un espacio que permitiera la respiración y la comunicación entre los pisos generando un ambiente fluido.

 

Cada planta cuenta con un núcleo central, el cual contiene las necesidades elementales: camas, ducha y cocina. Un espacio de vida grande que evita las divisiones, sin embargo, cuenta con puertas corredizas de madera para crear dormitorios cerrados cuando sea necesario. La chimenea instalada en el mármol curvo de la planta baja calienta el núcleo de piedra en cada espacio.

Un patio cubierto ofrece una sala exterior con vista al cielo de Lisboa y sus paredes están revestidas con azulejos (producto local). La conexión entre todos los pisos se da por una escalera de metal en forma de caracol que llega hasta la terraza, se levanta con mármol blanco, acompañado de una piscina que rodea el edificio y da una vista infinita a la ciudad.