La recompensa de comer a 2,096 metros de altura

La recompensa de comer a 2,096 metros de altura


A 3,000 metros sobre el nivel del mar, en el poblado de Italia, Obereggen, se encuentra un lugar que ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por su impactante belleza. Se trata de Las Dolomitas, una cadena montañosa de los Alpes orientales con sorprendentes acantilados.


Enclavado en estas montañas boscosas que se convierten en un paraíso nevado cada invierno, se encuentra el mirador y restaurante Oberholz Alpine Hut, cuyo diseño arquitectónico es digno de la belleza de este destino. Tanto así que el mismo restaurante está casi en uno de los puntos más altos de la región, instalado a nada menos que 2,096 metros de altura.

El paisaje de Las Dolomitas, con sus 18 cumbres, está considerado como uno de los paisajes de montaña más espectaculares del mundo; entre murallas rocosas, densas agrupaciones arboladas, afilados picos y hasta relieves glaciares. Las vistas son algo en lo que este sitio no podía escatimar y eso es justo lo que lo ha convertido en una visita forzosa para los viajeros. Uno de los espacios más especiales para disfrutar de este panorama es en la terraza del centro, desde donde se aprecia una vista panorámica de 360º.

Esencia alpina

El resultado final del diseño arquitectónico fusiona el ambiente natural con un ángulo contemporáneo. Creado por Peter Pichler y Pavol Mikolajcak el lugar presume enormes ventanas panorámicas y espacios acogedores y cálidos rodeados de acabados en madera. Al interior, el diseño se mantiene muy sencillo y elegante, dejando resaltar el encanto que enmarcan las ventanas de piso a techo. 

La terraza panorámica se compone de tres grandes ventanas que tienen de frente las cumbres más altas y los grupos montañosos más importantes de la cordillera. Al explorar el panorama, dentro de todo lo que hay para ver es posible descubrir tres grandes picos: Lagorai Group, Cima di Cece, 2,754 m; Ortler Group, Ortler, 3,904 m y Ötz Valley Alps, Wildspitze, 3,768 m.

A pesar de que se trata de una terraza cerrada, es posible sentir la altura gracias al diseño. El espacio se encuentra volando sobre un acantilado y la forma redondeada se asegura de que ningún rincón rompa con la visión completa de la cordillera, apreciándola en su totalidad. Los tres ventanales que sobresalen del complejo lucen la forma de pequeñas cabañas, pero voladas, recreando la sensación de estar suspendidas en el aire, flotando entre las cumbres nevadas que rodean al pintoresco pueblo de esquí.

Siguiendo la línea curva de la terraza, el resto del complejo se une a través de ramificaciones curvas también, fusionando todo y a la vez creando pequeños salones que provocan una atmósfera más íntima. El salón principal goza de un techo espectacular realizado con vigas de madera colocadas a manera de escalera y con una curva elevada que provoca una mayor sensación de altura. Deleitar el paladar en este espacio, con platillos de origen local y sustentable, es una experiencia única.

El diseño exterior del lugar sigue la misma filosofía de fundirse con el entorno, por lo que el concepto es que simule la apariencia de un árbol caído, del cual surgen numerosas ramas que se reparten por el acantilado. La estructura completa está realizada con portales de madera que se aprecian en el interior para resaltar la compleja geometría curvilínea del recinto, mientras que al exterior se aprecia la madera proveniente de árboles de coníferas. La estructura de soporte y los paneles interiores fueron realizados con madera de pícea.

Las mentes creativas

Originario de Bolzano, Pichler estudió arquitectura en Viena, con estudios adicionales en California. Dentro de sus profesores destacan Zaha Hadid y Patrik Schumacher, e incluso trabajó con Hadid en varios proyectos en Londres, incluyendo el premiado Nordketten de Innsbruck. Pichler, quien ha sido nominado por la Cámara Italiana de Arquitectos, como uno de los mejores jóvenes talentos en arquitectura, fundó su propia firma en Milán, de nombre PeterPichler Architecture. 

Por otro lado, Pavol Mikolajcak, originario de Eslovaquia, trabajó con el arquitecto Christoph Mayr Fingerle en Bolzano tanto en proyectos arquitectónicos como para concursos. También ha trabajado con Walter Pichler Bolzano y es miembro activo de la Cámara de Arquitectos de Bozen / Bolzano. Entre sus obras se encuentra el Bozen City Hall y un estadio de hockey stadium in Bruneck / Brunico.

Fotos: Oskar Dariz