A veces todo lo que necesitamos para descansar de la semana es una buena dosis de arte, pero de esas muestras culturales que te dejan pensando y analizando su mensaje durante un buen rato, lo suficientemente fuertes como para que borren los problemas cotidianos e inspiren el diálogo, que nos inviten a ver más allá de lo mundano y despierten en nosotros la necesidad de saber, aprender e investigar más sobre lo que nos proponen. El MUAC es especialista en ponernos a reflexionar, en esta ocasión, la cartelera de exposiciones es algo que nadie se puede perder.
Ai Weiwei (Hasta el 6 de octubre)
Restablecer memorias
En esta exhibición, el artista plantea los traumas de las experiencias de China y México, con el objetivo de crear la memoria social. Habla de las complejas negociaciones entre lo viejo y lo nuevo, la inquietud ante la destrucción del patrimonio cultural y la relación que se manifiesta ante los antepasados, lo cual puede dañar el futuro y generar violencia contra las siguientes generaciones.
Una apuesta por la que lucha esta exposición es la construcción de los recuerdos como un lazo imaginario que nos ata con los ancestros y crea el deber de protección y enseñanza hacia los jóvenes.
La idea surge en el 2016, cuando Ai Weiwei visitó México y movió el inicio de un proyecto acerca de la pérdida del futuro y el shock que esto representa, mediante un documental y una serie de retratos, realizados con piezas de lego, explorando las consecuencias de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, ocurrida en el 2014. Esto se fusiona con el Salón ancestral de la familia Wang (2015), un templo de madera de la dinastía Ming que registra la desaparición del patrimonio cultural chino bajo la violencia de la revolución, la pérdida de la sociedad rural tradicional y la comercialización de antigüedades. Esta ruina de 400 años de edad es el ejemplo de mezcla entre el pasado y el futuro, de manera emocional y complicada.
Jan Hendrix (Hasta el 22 de septiembre)
Tierra Firme
Esta presentación es la primera retrospectiva del artista, muestra su investigación técnica y visual sobre las posibilidades contemporáneas de la gráfica, mientras que presenta la importancia de la naturaleza en la vida.
Una construcción sobre el puente repentino entre dos culturas distintas, la mexicana y la holandesa (su país natal). Como artista conceptual, Hendrix es una pieza importante en la serigrafía, no solo en su práctica y en su búsqueda de posibles técnicas, también como un productor del trabajo de múltiples artistas y transmisor e inventor de amplios repertorios técnicos en relación con el uso de papeles y tintas.
Jan Hendrix llegó a México en 1975, y desde entonces se ha convertido en figura clave en las escena artística. Llegó gracias a una beca del Ministerio Holandés de Asuntos Culturales para trabajar con el paisaje mexicano, desde entonces se enfoca en obras inspiradas en el viajero y el naturista agregando una trama de experiencias visuales.
En los últimos años ha creado superficies artísticas para múltiples construcciones y espacios contemporáneos en colaboración con arquitectos. También produce libros de arte con escritores y poetas como Seamus Heaney, Gabriel García Márquez o Hans van de Waarsenburg; su propósito: unir la cultura visual y literaria de Holanda y México.
