Hace 66 años nacieron unos premios que buscaban aplaudir al diseño arquitectónico por sí mismo, al concepto y la innovación detrás de éste, aún en papel, sin haber tenido alteraciones durante su construcción. Con ello en mente, los Progressive Architecture Awards reconocen a los proyectos que aún no se han construido, pero cuyo diseño demuestra excelencia y tiene una propuesta nueva y diferente.
Como su nombre lo indica, el progreso es uno de los valores más importantes detrás de la visión arquitectónica de estos galardones, y como no hay progreso sin riesgos, el jurado siempre se mantiene alerta a encontrar a aquellos arquitectos que tomaron estos retos para proponer el siguiente paso para la disciplina, por lo que no deben quedarse solo en concepto. Aunque no estén construidos aún, los proyectos deben tener un plan de construcción, para realmente reconocer a quienes quieren dar el próximo paso en la creación de espacios, no solo en pensarlos.
El peso y la inspiración detrás de ellos han superado incluso a sus creadores originales. En 1954 los galardones se fundaron a través de la revista Progressive Architecture y los realizaron anualmente hasta 1996, cuando la revista cerró. La revista Architecture retomó la premiación hasta 2007, cuando también cerró, pero la ceremonia se mantuvo vigente, ahora llevada a cabo por la publicación Architect, la cual este año presentó la edición número 66.
Premios sin fronteras
A diferencia de otras premiaciones que concentran su convocatoria en su misma región o que la limitan a aquellos creativos o firmas con una gran trayectoria, esta ceremonia no distingue entre fronteras ni currículum. El jurado selecciona 10 proyectos con base en diseños bien pensados que provoquen un cambio en su ambiente orientado hacia el progreso y hacia una forma distinta de convivir con los espacios.
En la edición 66 (que se realizó en el mes de febrero de este año) se recibieron alrededor de 200 proyectos de distintas regiones y tamaños. Los 10 ganadores fueron divididos en categorías que reconocen su manera fresca de ver los problemas, que enfrentan sus espacios y la manera original de resolverlos. Los dos primeros son los de mayor prestigio, seguidos por tres con un reconocimientos de alta distinción y cinco menciones honoríficas.
Este año uno de los proyectos más importantes pertenece a una firma arquitectónica mexicana. El espacio fue creado en colaboración entre Young & Ayata (basada en Nueva York) y Michan Architecture (ubicados en la Ciudad de México). El complejo de departamentos de nombre DL 1310 fue reconocido por J. Franco Violich, uno de los miembros del jurado con la siguiente frase:
“Mientras que las tendencias de diseño se encaminan hacia la ligereza y translucidez, me gusta que este proyecto se resiste a ello. Provee una sensación de grosor y profundidad que es muy hábil y altamente efectiva”
El edificio con acabados en concreto juega con formas geométricas, como ventanas trapezoidales, para ofrecer una perspectiva dinámica y darle un toque único a cada departamento.