Biomimética: la naturaleza como arma en la arquitectura

Biomimética: la naturaleza como arma en la arquitectura


El camino hacia la sostenibilidad lleva muchos años, la cuesta es grande y para recuperar el planeta las artes y la ciencia se unen a la lucha, como ejemplo, la arquitectura con la no tan nueva pero sí innovadora biomimética.


¿Qué es el biomimetismo? Según la Real Academia de la Lengua Española, es la imitación de los diseños y procesos de la naturaleza en la resolución de problemas técnicos. Su objetivo: encontrar soluciones sustentables para disminuir la producción de residuos e incrementar el ahorro de energía.

Ya sea para recrear el comportamiento, aplicar las formas de vida de un organismo a una obra o para copiar los elementos en un ecosistema, la biomimética en la arquitectura no deja de evolucionar y poco a poco va incrementado el interés por este estilo. Más verdes, más sustentables y más vanguardistas.

Existen varios estilos a la hora de crear construcciones biomiméticas, por una lado puede ser que logren un manejo eficiente de los recursos con la reducción de residuos y el ahorro de energía, y por otro hay algunas que se concentran en imitar a la naturaleza o al cuerpo humano facilitando la construcción de proyectos y su estética.

La inspiración de Calatrava

Santiago Calatrava es uno de los arquitectos más importantes y cuestionados de la época, sus obras se caracterizan por ser grandes estructuras con influencia de Antonio Gaudí y Fernando Higueras. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y ha sido nombrado Doctor honoris causa en múltiples ocasiones.

La naturaleza es una pieza clave en las obras del español y la anatomía su fuente de inspiración. Los cuerpos en movimiento le sirvieron como punto de referencia para desarrollar rascacielos como el Turning Torso (torre residencial ubicada en Suecia, 1999-2005), proyecto basado en una de sus esculturas, The Turning Torso, donde captura el movimiento humano. La escultura está compuesta por siete cubos de acero colocados sobre un soporte (del mismo material), para producir un efecto estructural en espiral. El edificio se compone de nueve unidades en forma de cubos con puntas triangulares, cada una de ellas alberga cinco pisos de aproximadamente 2,000 m².

Además de inspirarse en la anatomía humana, la residencia maneja tecnologías alternativas que buscan minimizar el impacto negativo del rascacielos con el medioambiente, una obra sostenible con energía 100% renovable; monitoreo individual de temperaturas y el uso del agua caliente y fría; sistema reciclable que permitirá que los desperdicios orgánicos sean desechados por tuberías separadas y que sean “digeridos” para convertirse en biogás, el cual se convertirá en combustible para los autobuses de la ciudad; clasificación y reciclaje de desperdicio y la basura que no pueda ser reciclada se convertirá en energía en el incinerador y planta de calor de Malmö.

Obras de la biomimética

Con el paso de los años esta corriente ha ido captando adeptos y estos despachos, junto con sus proyectos, son un claro ejemplo de ello.

Proyecto Edén: diseñado por el arquitecto Nicholas Grimshaw y visualizado por Tim Smit, tiene como uno de sus propósitos demostrar cómo la naturaleza posee la capacidad de restaurar un espacio deteriorado por el hombre. El proyecto consiste en un complejo medioambiental de 50 hectáreas, cinco cúpulas de estructura geodésica que albergan especies vegetales, creando un lugar dedicado a la conservación de recursos.

Foto: The Eden Project

Gmond International Building: el proyecto de Aedas forma parte de la transformación urbana de Shenzhen, China. El rascacielos será un espacio de oficinas y un centro de joyería que pretende terminarse este año y está inspirado en la forma de tótem de bambú, que representa la abundancia, contará con rooftop gardens para promover la sustentabilidad y un espacio dedicado al arte.  

Foto: Aedas

Estadio Nacional de Pekín: Herzog & de Meuron son el despacho que realizó el estadio cuya inspiración proviene de un nido de pájaros. Su cubierta es una membrana transparente, equipado con un sistema de energía solar y de recogida de agua de lluvia para su limpieza y riego.

Edificio Johnson Wax: Frank Lloyd Wright es la mente maestra detrás de este espacio de oficinas, el cual se cierra en sí mismo ya que sus paredes van hacia adentro aislándose del entorno hostil e insalubre. A pesar de no tener ventanas, el edificio recibe una gran cantidad de luz de manera uniforme gracias a la iluminación que recibe por las columnas que se expanden a medida que suben, las primeras estructuras de concha fina de hormigón en el mundo. De igual forma, éstas dan la impresión de ser nenúfares gigantes.

Foto: SC Johnson