Memorias de arquitectura

Memorias de arquitectura


Arquitecto primero, más tarde fotógrafo y ahora una mezcla de las dos. Fernando Guerra fundó hace 20 años con su hermano Sérgio, FG+SG y desde entonces se han dado a la tarea de difundir la arquitectura contemporánea portuguesa y un sinfín de proyectos alrededor del mundo. Todo nació a raíz de la pregunta: ¿qué pasaría si se le toma una foto a un edificio de la misma manera que se captura a una persona en la calle? Después de eso todo fluyó con naturalidad. Su estilo se definió por romper paradigmas e incluir piezas externas en las obras, en una época en la que estaba prácticamente prohibido mezclar a la gente con la arquitectura. Fernando defendió esta idea, aportando una visión más humana a la fotografía, y hoy en día se ha convertido en norma.


Begoña Bescós: Fotografía...

Fernando Guerra: Para mí, la mejor forma de preservar los recuerdos. Puedes hacer películas y grabar sonidos, pero una fotografía sigue siendo la manera en la que hago el mundo mío. De guardar todo lo que me interesa y de dejar fuera lo que no quiero ver. Encontrar algo extraordinario en un lugar ordinario, para eso uso la cámara. Además, tengo una memoria terrible.

BB: De la arquitectura a la fotografía, ¿cómo describes ese cambio?

FG: Al ser alguien cuyo objetivo de vida era ser arquitecto y que tuvo una cámara en las manos desde los 16 años, fue algo gradual y muy natural, todo sencillamente pasó, sin un plan de modelo de negocio. Hoy es algo serio y tengo a mi cargo a mucha gente que comparte mi sueño.

BB: ¿Cómo mezclas lo humano con la materialidad de una obra arquitectónica?

FG: Solo lo dejo pasar. Tal vez haya alguien en el lugar, o tan sencillo como que el patio tenga un árbol increíble en el centro, incluso, un perro de paso, cualquier cosa puede contar una pequeña historia sobre una obra que plasme cómo funciona y cómo vive.

BB: Antes de aventurarte a un proyecto, ¿prefieres que sea sorpresa o necesitas saber algunos detalles?

FG: Me muevo en la sorpresa, y me gusta llegar a un lugar arquitectónico y sorprenderme. Mi hermano se encarga de todo para que yo me pueda concentrar el día de las tomas. Analiza todo el escenario para tener a la mano los esenciales para mi trabajo. Fotografiar es descubrir, y la sorpresa me permite decidir qué hacer y los ángulos a escoger para describir la obra.

BB: En la búsqueda de la perfección, ¿qué es perfecto para ti? ¿Cuáles son las características necesarias para alcanzar ese paradigma?

FG: Todos los días me despierto con el mismo objetivo: tomar la mejor foto del día, de la semana, del mes y del año. Aquella que permanecerá en mi memoria, en alguna exposición o en la pared de mi casa, como recordatorio de un trabajo difícil que se acerca a la perfección. La foto perfecta no existe, es una quimera, pero la búsqueda por ella es real, y ese es mi objetivo de todos los días.

Creo que la arquitectura sufre el mismo problema y que los arquitectos viven con la misma angustia. El trabajo perfecto no existe, solo existen soluciones casi perfectas para un problema. Como sea, encontrar esa solución es un reto diario.

BB: ¿Crees que los mejores fotógrafos son los mismos arquitectos?

FG: No me gustan las reglas, creo que el mercado está abierto a arquitectos o no arquitectos, tan solo debes tener respeto por la obra. Nunca se trata del fotógrafo, no es el momento para egos. Siempre se trata del trabajo: mostrarlo, preservarlo en la memoria, respetar las proporciones e intensificar la experiencia para aquellos que vean la imagen. Esto puede hacerse por fotógrafos de arquitectura o cualquiera que entienda la base.

Guerra forma parte de los embajadores de Canon Explorer como representante en Europa de la fotografía arquitectónica.

BB:¿Corriente preferida?

FG: Simplemente que sea genuina. 

BB: ¿Qué personajes admiras?

FG: Cartier Bresson, un fotógrafo que ya no está con nosotros, pero que inspiró a miles a fotografiar de una manera distinta, dejando lo inesperado en primer plano. Me enseñó ese momento decisivo en el que se hace la fotografía, lo que luego apliqué en mi trabajo con la arquitectura. Alex Webb, quien me enseñó cómo usar múltiples capas de información en una imagen. El arquitecto Álvaro Siza, al que estoy feliz de haber tenido la oportunidad de conocer, viajar con él y contar como amigo. 

BB: ¿Existe algún estilo con el que jamás colaborarías?

FG: Estoy abierto a lo que sea. Me gusta la variedad. Rechazo proyectos por la falta de tiempo, no por incompatibilidad con mi estilo de trabajo. Lo que llega a mis manos, invariablemente, tiene un lado positivo para explorar. No soy un crítico de la arquitectura, hago lo que me piden y nada más. No es el trabajo de un fotógrafo convertirse en el sommelier de esta disciplina.

BB: Un viaje en el tiempo…

FG: Me traslado a 1960 para acompañar a Álvaro Siza en sus primeros proyectos y viajes.

BB: ¿Hacia dónde va la fotografía? ¿Y la arquitectura?

FG: Van de la mano. La fotografía sigue a la arquitectura, sin cambiarla, la influye porque ayuda a distribuir lo que se ha hecho por todo el mundo.

BB: ¿Qué cambios has notado durante tu carrera?

FG: La sustentabilidad: la noción de cómo deberíamos pensar y cambiar lo que usamos y compramos, aunque sea una casa. Y una cosa que nunca cambia es el espíritu de un arquitecto. La misma obsesión por alcanzar la perfección, siempre.

BB: ¿Crees que el “menos es más” está regresando o que nunca se fue?

FG: Siempre ha sido relevante. Concéntrate en lo esencial y reduce el ruido, aunque sea solo visual.

BB: Partes predilectas de una casa...

FG: Mejor hablemos de la parte que menos me gusta: el baño. Puede ser increíble o tener el potencial para serlo, pero en muchas ocasiones cae en lo mismo. Aunque es cierto que cada casa es única, no hay un patrón definido.

BB: ¿Qué te encantaría fotografiar que todavía no has conseguido?

FG: El proyecto del mañana. Ese es el que me preocupa y el que siempre quiero ver terminado, pero en realidad, cada vez empieza de cero. Todos los demás trabajos o ya los he completado o los veo en un futuro lejano.

BB: Si tu profesión no fuese la actual, ¿qué te gustaría ser?

FG: Me encantaría restaurar coches, aunque quizá lo digo porque no me dedico a ello, ¿puede ser que solo quiera restaurar y conducir mis coches? Jamás lo sabré, porque en estos momentos me divierto mucho en el lado fotográfico de la vida.