La belleza de la forma

La belleza de la forma


El cambio como inspiración, la innovación como objetivo y el adiós a un siglo son los tres ejes de la arquitectura modernista. 20 años (1890-1910) fueron suficientes para dar el salto hacia una nueva era donde la belleza, la mano de obra y la forma son religión.


Gracias a la Casa Roja de William Morris, la cual sentó las bases del Arts and Crafts, surge la necesidad de retomar el trabajo manual para sustituir la producción industrial (que era considerada como deshumanizante). Así, poco a poco el Modernismo fue posicionándose y presentó su búsqueda por la mejora artesanal aplicada a la maquinaria.

Su esencia se proyecta mediante la conversión de la arquitectura del siglo XIX a la del siglo XX. De estilo urbano y en constante cacería de formas más refinadas que las producidas por la industria, rechaza la simetría y promueve las curvas, su inspiración es la naturaleza y la vitalidad que transmite.  Las construcciones deshacen los cánones tradicionales y utilizan nuevos materiales, la admiración por la naturaleza no se expresaba únicamente en la decoración, los espacios eran concebidos como edificios vivos y sus estructuras funcionaban como tal.   

Uno de los objetivos es la integración de todas las artes en una sola y, de esta forma, ofrecer como resultado un deleite visual arquitectónico. Además, el modernismo se ve representado en mobiliario, decoración, detalles de construcción, pintura, escritura, diseño, etc. Más adelante, la Bauhaus adoptaría esta modalidad.

La Sagrada Familia

Su auge fue entre 1893 y 1905, teniendo como algunos de sus arquitectos más reconocidos a Antonio Gaudí, Victor Horta, Héctor Guimard, Charles Rennie Mackintosh, Enrique Nieto y Nieto, Josef Hoffmann y Víctor Beltrí.

Entre las obras más representativas de la vanguardia se encuentra la Sagrada Familia. Antonio Gaudí comenzó su diseño en 1882, y puede ser considerada como la obra maestra del arquitecto español. Con más de 135 años (desde la colocación de la primera piedra), la obra sigue sin completarse. Alzada sobre la ciudad de Barcelona (España), parece no tener fin y su esencia se ancla en que fue un proyecto diseñado para el pueblo. Un claro ejemplo de la mezcla de artes, ya que a la elaboración de la Fachada del Nacimiento contribuyeron un amplio número de escultores. Jaume Busquets presentó en 1958 el conjunto escultórico que representa la Sagrada Familia y en 1986 Josep Maria Subirachs fue el encargado de llevar la obra escultórica de la Fachada de la Pasión.

Hill House

La Hill House es una de las obras más conocidas del arquitecto Charles Rennie Mackintosh y la decoradora Margaret Macdonald que la presentaron a sus dueños, la familia Blackie, en el año 1904. Esta casa ubicada en Helensburgh (Escocia), combina las tradiciones escocesas con el modernismo y así se posiciona como una de las obras más importantes de la corriente. Dos mundos completamente distintos: el exterior y el interior, pero que al mismo tiempo crean una mezcla perfecta. 

Sanatorio Purkersdorf

Josef Hoffmann le regala a la materia el Sanatorio Purkersdorf, en Bruselas (Bélgica), inaugurado en 1905 bajo el encargo de Victor Zuckerkandls. El edificio muestra una fuerte influencia cubista-geométrica y su propósito fue presentar un hogar modernista para personas de avanzada edad de la alta sociedad, que en lugar de funcionar como espacio para reposo, se fue transformando en un espacio para reuniones sociales. El proyecto original de Hoffmann fue modificado en 1926, contra la voluntad del autor, agregándole una planta y deteriorando así el diseño y propósito inicial.

El inicio de un nuevo siglo trajo consigo la promesa de lo hermoso, las formas y su continuidad. A su vez, abrió las puertas hacia un mundo de posibilidades arquitectónicas mientras formaba el camino de las siguientes vanguardias.

Sanatorio Purkersdorf