[In]visibles

[In]visibles


El escritor italiano Italo Calvino (1972) describe 55 urbes en el libro Las Ciudades Invisibles (Le Città Invisibili). Desde hace cuatro años, Karina Puente reconstruye físicamente la magia de estas metrópolis irreales.


Hace seis años Karina dejó de trabajar en el sector privado como arquitecta y migró al sector público. Allí se enfrentó al diseño de una metrópolis tan compleja como es Lima. Por otro lado, siempre había sentido atracción por el arte. Llevaba 10 años practicando su trazo. Dos años después, un día cualquiera, se sentó en la mesa y dibujó espontáneamente una ciudad muy pequeña que llamó "la ciudad debajo de la ciudad". Mostraba un barrio en la cima de una colina (con todos los problemas que tienen los barrios emergentes) y una ciudad imaginaria debajo con espacios públicos, vegetación, agua, actividades culturales, arte y color. “Un contraste evidente en cuanto a calidad de vida”, responde Karina. “Había visto tantas cosas cuando analizábamos los problemas de nuestra ciudad que me abrumó. Solo sentí la necesidad de dibujar algo. Afortunadamente, me gustó mucho el dibujo, se lo mostré a un amigo arquitecto y en ese momento recordamos el libro de Calvino. Eso es lo que impulsó el proyecto. Decidí ilustrar el libro para que mi hijo lo entendiera y también por diversión, porque lo disfrutaba”.

Dorotea

Se define como “una arquitecta que dibuja”. Trabaja como urbanista/arquitecta de día y como artista de noche. Ilustra hasta la mañana del día siguiente, a veces. “Creo que soy una de esas personas que quería ser artista, pero en cambio se convirtió en arquitecta. Aún así, no cambiaría mi elección de carrera ahora. Recrear la arquitectura imposible de Calvino cada vez requiere más tiempo y atención. Lleva ilustradas 23 ciudades en cuatro años. Restan 32. Ni la propia autora sabe a dónde le llevará este proyecto.

Es un tesoro, un libro contado desde la literatura y no desde la técnica. Es una mirada de la urbe desde el corazón de un ser humano, de un ciudadano, no de un urbanista o arquitecto. Leo las ciudades de Calvino e inmediatamente las visualizo. Tengo la necesidad de ilustrar sus relatos, cada uno de ellos. Y me produce un inmenso placer hacerlo. Por eso es un proyecto personal, porque es mío, va a mi ritmo, a mi tiempo y como queremos mi Calvino imaginario y yo. —Karina Puente

La arquitecta y artista Karina Puente

Fedora

Hay algunas ciudades más próximas a ser una realidad. Cualquier persona que haya leído los textos del escritor italiano habrá relacionado alguna ciudad imaginaria con una auténtica. Karina señala en especial las siguientes: Maurilia, una ciudad que refleja lo que ocurre hoy con las ciudades antiguas cuando crece al lado una ciudad contemporánea y no conversan entre ellas; Olivia, una urbe donde la ciudad rica vive gracias a la productividad de la ciudad trabajadora; Eufemia, una ciudad de intercambio, como muchas ciudades portuarias. 

Maurilia

Plasmarlas pictóricamente no es tarea fácil. Todas tienen algún nivel de dificultad. “No ilustro literalmente lo que leo. Desmenuzo el relato, lo entiendo, lo conceptualizo y lo imagino. Ese proceso puede durar una semana o tres meses. Cuando ya comprendo qué debo dibujar, hago bocetos hasta definir la pieza. Luego dejo que el proceso me lleve. La producción de cada una en físico también puede durar una semana o cuatro meses. Sofronia, que es una ciudad del proyecto, es un díptico. Me tomó cerca de seis meses porque no lograba que quedase como me la había imaginado. Ipazia, que es un tríptico, también duró casi seis meses. Otras las he pensado y dibujado en dos semanas, pero son pocas. Las hago muy lentamente, sin apuro. Si no me siento lista para ilustrarla, espero. El tiempo es un factor importante en mi proceso. Hago cinco ciudades en promedio al año. Por eso cuando una editorial me ofreció publicar el libro ilustrado pero me dieron nueve meses para completarlo, no acepté. Sin tiempo no hay proyecto”.

Valdrada

Todas las ilustraciones son de Karina Puente.